Día 2.

Mejor.

Me he levantado sin insultarme. Todavía no me he mirado al espejo. Bueno, me he mirado por la mañana cuando he ido a hacer pis. Iba desnuda. Me ha gustado lo que he visto. No me he dicho nada desagradable y me he sorprendido.

Me he sentido bien al caminar. Un montón de tensiones en todo el cuerpo. Me va la cabeza a 8.000 revoluciones por minuto y a veces me doy cuenta que no ocupo todo mi cuerpo.

Me sabe fatal hablar del «régimen». No me gustan las dietas. Me disgusta oír a otras mujeres comentando si han ganado algún kilo.

Cuando alguien hace referencia a «tu dieta» me sienta fatal.

Se que estoy gorda. Ahora es real. Pero esta es la imagen que yo he tenido siempre de mi. Así es como me percibo. No importa lo delgada que esté, yo me veo así.

Me duele saber todo esto. Y me pregunto cómo he llegado hasta aquí. La respuesta es sencilla si vemos la esquizofrenia alimenticia de mi familia. Todo al día alrededor de la comida hablando de dietas.

¿por qué quiero ser fea?

Porque no quiero que se me confunda con una maruja. Una divina perfecta que su única conversación es criticar a la vecina. Porque no me gusta que me vean guapa. Porque no puedo BRILLAR por los cuatro costados.

¿por qué me estoy maltratando?

¿Por qué estoy dandole vueltas y vueltas?

Porque no me atrevo a mirar dentro.

No he sido capaz de ponerme hidratante.

4 comentarios en “Día 2.

  1. Hola May.
    Uno de los retos más difíciles en mi proceso es echarme crema hidratante, delante de un espejo. Algo tan simple que me cuesta horrores llevarlo a cabo. Dos veces lo he conseguido: ninguna de ellas me he permitido recrearme en el placer de cuidar-me.
    Sigo adelante.
    Sigue adelante.

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  2. yo hago mía tu reflexión, no importa lo delgada que esté, yo siempre me veo gorda. y ahora es verdad.
    Bueno, a mi me sirve pasear por la playa, meterme en el agua y flotar. No consigo hacer una dieta larga ni dejar de fumar por largos días, pero cinco seguidos sí que lo consigo. Y hago eso de vez en cuando. Me ayuda. Y a veces cuando estoy dormida me acaricio las curvas, la barriga y las caderas, aprecio las curvas, la suavidad de la piel y la consistencia y pienso » si yo estuviera acariciando a una chica como yo, me gustaría». Y me duermo enseguida.
    Y otras veces me digo lo positivo que suelo decirle a otras personas. Y por qué no? Besos, gracias por la iniciativa.

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